Parecía que ayer todo estaba dado a pedir de River, pero el “Millonario” viajará ahora a Guayaquil con un amargo sabor de boca. El 1 a 1 con Sarmiento no figuraba en las apuestas porque, con el conocido 0-0 de Boca en Rafaela, River pudo quedar a cuatro puntos de su archirrival y dejó escapar la tortuga.

El público había gritado dos veces antes de que la pelota echara a rodar en el Monumental. El tercer gol de Lionel Messi en Madrid y el pitazo final en Rafaela. Una vez que arrancó el juego en Núñez, el próximo grito se hizo esperar hasta el minuto 50. En ese momento despertó su fiera Sebastián Driussi.

Era triunfo parcial y merecido para una River que en el primer tiempo había salido hecho una tromba, pero sin resultado favorable alguno: Julio Chiarini, ex hombre de la casa, salvó varias, la más clara una tijera de Lucas Alario antes del entretiempo.

Sarmiento hizo también un primer tiempo más que digno e hizo trabajar a Augusto Batalla. Gervasio Núñez, demasiado generoso, lo perdonó una vez.

Igual a lo sucedido dos semanas antes, lo que River no pudo en el arco que da al Río de La Plata, se dio en el de Figueroa Alcorta. Vino el gol de Driussi y apareció la voracidad del equipo de Marcelo Gallardo, para el cual cerrar un partido se traduce en seguir atacando y atacando y atacando. Sin escatimar en detalles.

El “Millo” continuó acumulando chances desperdiciadas. Y sufrió un duro castigo. El remate imperfecto de Lucas Pérez Godoy se coló por encima de Batalla para el 1 a 1. Ya no estaba Gonzalo Martínez en cancha. Tampoco Alario.

Y River, otro River, con menos juego y explosión al de la racha de siete triunfos consecutivos, fue impotente para torcer la historia de un resultado impensado, que terminó aliviando a Boca, que sigue distante a dos partidos, cuando quedan nueve por jugarse.